La poesía me ha permitido vivir con dignidad

jueves, 16 de diciembre de 2010

Escribir actualidad

Un aplauso para Wílder Medina

Por Stivens Parra Gámez

El torneo de fútbol colombiano poco o nada me gusta, y no por algo distinto a los pleitos que se forman constantemente en los partidos donde incluso ha habido víctimas fatales. Pero estoy dispuesto a hacer una reflexión y repensar mi actitud al respecto por dos razones: primero, porque aúncon toda la crítica que reciben las barras bravas debido a su comportamiento en los estadios, éstas son el espíritu del juego; y segundo, porque he visto que en ese deporte hay historias de vida muy sensibles que merecen nuestro aprecio, cánticos y júbilo.

Tras conocer hace unas semanas que el jugador del Deportes Tolima, Wílder Medina, saltó de una esquina con esquirlas de marihuana al césped de la gloria futbolera, sentí la necesidad de rendirle un pequeño homenaje a este antioqueño de 29 años que ahora es la figura del equipo tolimense y que como otros grandes del fútbol mundial, da ejemplos de que hay más caminos distintos a las drogas, las armas o el alcoholismo, aun superando a otras glorias del balompié como el goleador de la selección de Brasil, Garincha, a quien le ganó el alcohol; o lo ocurrido con el goleador uruguayo, Obdulio Varela, quien sucumbió en la pobreza por causa del licor.

Habla bien la actitud de este hombre nacido en Puerto Nare, pueblo ubicado a 191 kilómetros de Medellín, quien se abrió paso forzado en medio del hambre que se pega a todas las cosas y no solo en este pueblo rivereño, sino en todos los pueblos de Colombia. En estas últimas semanas no he hecho más que pensar en Medina y en cuán grato sería estrechar su mano.

El caso del Nareño merece gran reconocimiento, porque las personas que en su infancia hablan, caminan y duermen con el hambre, se enfrentan al descarrío constante. Es fácil para los aficionados gritarle a un hombre: “¡Marihuanero!”, pero miro el espejo de mi vida y canto mientras escribo: “qué triste se oye la lluvia en los techos de cartón”; seguidamente, digo en susurros imitando torpemente a mi amigo JJ Trujillo: “hincha del Tolima, hincha del Tolima… ¡cántalo!”.

Y es valeroso de su parte aceptar en los medios –no con actitud de mártir- sino de héroe, que sus logros en el fútbol son provienen de la Fe.“Esto es obra de Dios, ¿Oían lo que me gritaban?, ahí está la respuesta. Dios es grande y yo soy su instrumento"dijo en el término del partido con Santafé que le dio el tiquete al Tolima para la finalísima del fútbol profesional colombiano, y agregó: “he cambiado mi vida. Le doy gracias a Dios y a mi familia. Esto es para ellos. Vengo de lo más bajo, vengo de lo que me gritaban”.

Anoche el elencoPijao mostró señorío en el juego y ahora se dispone a jugarse en Manizales el título definitivo para la segunda estrella. Los hinchas piden apoyo al equipo, el ´técnico pide serenidad y rendimiento a los jugadores, los jugadores piden concentración y unidad, Wílder le pide a Dios sabiduría,Camargo pide que vayan al estadio… y yo pido un fuerteaplauso para Wílder Medina.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Escribir política


"La paz justifica los medios"

A cualquier ciudadano le causa asombro que en el Congreso curse un proyecto de Ley que busca reparar a las víctimas del conflicto armado en Colombia, pero a la vez haga tránsito otro –y con mayor celeridad- que tiene por objeto brindar seguridad jurídica a desmovilizados de grupos armados al margen de la Ley.

El asombro al que refiero no es más que un sentimiento solidario hacia esos tres millones quinientos mil colombianos desterrados de fincas, caseríos o pueblos, y también hacia aquellos que perdieron padres, hijos, hermanos o son hoy un recuerdo, porque la guerrilla o grupos paramilitares los exterminaron.

En las esquinas se oyen voces rencorosas diciendo que ahora las víctimas están al nivel de los victimarios, todo porque éstos ahora tienen un libro para escribir, y de esa gramática dependería su libertad y algunos beneficios, al tiempo que los agredidos deben esperar su turno para ser reparados.

A este proyecto de Ley que menciono, lo antecede la Ley 975 “Ley de Justicia y paz” que ha ido desenterrando parte de esa verdad histórica que el país quiere conocer, sin que ello deje a los cabecillas al margen del cumplimiento de sus obligaciones judiciales. Pero lo que ahora se nos presenta es el “limbo jurídico”, en el que se haya más de 20 mil ex combatientes rasos debido a que la Corte Constitucional declaró inexequible una Ley que les daría el principio de oportunidad.

Por mi parte siento zozobra al pensar que los victimarios, hacedores de los peores crímenes del país, lleguen a gozar de prebendas a cambio de decir la verdad, sin que de ella deriven procesos judiciales. Estas personas hicieron suyo el mandamiento de EL PRÍNCIPE: “el fin justicia los medios”, mientras que las víctimas sólo pudieron correr y salvarse o pedir perdón a quien no debían para evitar ser asesinados. Hablo del tiempo en que el Estado no hizo presencia para evitar la incursión de grupos armados, porque estaba ocupado en procesos de paz sin fundamento, o cuando ese mismo Estado cohonestó las masacres y los destierros.

Pero delante de mi interpretación hay una realidad: el propósito fundamental de todos estos procesos es la paz perdurable. Si estas personas decidieron dejar las armas y reincorporarse a la vida civil, tienen igual derecho a ser valorados, no sin antes reparar a las víctimas; y que la suspensión de la pena vaya ligada a unos requisitos como bien lo expresa el texto en el Artículo Séptimo, a saber. 1). Estar vinculado al proceso de reintegración social y económica dispuesto por el Gobierno Nacional y estar cumpliendo su ruta de reintegración o haber culminado satisfactoriamente dicho proceso; 2). Ejecutar actividades de servicio social con las comunidades que los acojan en el marco del proceso de reintegración ofrecido por el Gobierno Nacional; 3). Reparar integralmente los daños ocasionados con los delitos por los cuales fue condenado dentro del marco de la presente ley, a menos que se demuestre que está en imposibilidad económica de hacerlo; 4). No haber sido condenado por delitos dolosos cometidos con posterioridad a la fecha en que haya sido certificada su desmovilización; 5). Observar buena conducta en el marco del proceso de reintegración.

Me llama la atención que también el proyecto contempla la creación de un mecanismo de carácter no judicial que permite a estos desmovilizados contribuir a la verdad histórica, paso indispensable para que haya reconciliación.

En ese sentido, hay que diezmar el asombro, desbaratar las inquietudes y dejar que avancen con decoro estas ideas. Si la paz es el fin…. Bienvenidos todos los medios.

domingo, 24 de octubre de 2010

Escribir actualidad

El milagro de los panes y los peces


Si Uribe se creía Dios, omnipotente y sabio, Santos es el Mesías. Y lo digo porque el gobierno Nacional, como en un relato bíblico, quiere multiplicar los panes y los peces. Y pretende hacerlo a través de una reforma al Sistema de las Regalías que avanza con paso firme en el Congreso de la República, también como hizo Jesús sobre las aguas del mar.


Pero de aquella proeza escrita por el evangelista San Mateo a lo que intenta hacer el Presidente Santos y sus discípulos (que poco o nada saben de aquel adagio “donde comen dos comen tres”) hay diferencias enormes. El milagro de Jesús consistió en darles de comer a cinco mil hombres con tan sólo cinco panes y dos peces; además, llenar doce canastas con víveres. Con la reforma ocurre todo lo contrario: quitarle a las regiones los panes y los peces y echarlos en una sola canasta a la que tienen acceso solamente los apóstoles. ¿Qué logran con esto? Forzar a los gobernantes de municipios y departamentos, a mantener el cordón umbilical del poder central, estableciendo un régimen de centralización y provocando que la clase dirigente y política de los territorios hagan cualquier treta y logren sacar de esa canasta medio pan y medio pez para darle de comer a un grupo muy reducido de población.


Como funciona el sistema en la actualidad, los municipios, departamentos y puertos marítimos y fluviales que intervienen en el transporte de petróleo o derivados, reciben regalías directas conforme lo establece la Constitución en el Artículo 360 que quiere reformar el Artículo 1 del Acto legislativo 013 de 2010. Y en compensación a las regiones no productoras, éstas reciben regalías indirectas para proyectos que estén dentro del Plan de Desarrollo. De aprobarse el mencionado Artículo, será el gobierno el que “determinará (…) la distribución de los ingresos provenientes de las regalías y las compensaciones, su administración, ejecución, control, uso eficiente, destinación, funcionamiento del Sistema General de Regalías y las condiciones en las que los beneficiarios participarán de sus recursos” y aquí aplica un principio seudomoral: “los alcaldes y gobernadores son pícaros” menospreciando otra realidad que ha impedido que se avance en materia de inversión social: las trabas en la administración, la falta de autonomía regional para administrar recursos y los estrechos ciclos de inversión municipal y departamental.


El caso del Artículo 361 es más preocupante, debido a que como está “estos fondos se aplicarán a la promoción de la minería, a la preservación del ambiente y a financiar proyectos regionales de inversión definidos como prioritarios en los planes de desarrollo de las respectivas entidades territoriales”; o sea, el acueducto veredal, la escuelita, las unidades sanitarias, el polideportivo, los restaurantes escolares, el hospital, etc., tendientes a mitigar las necesidades básicas insatisfechas de aquellas zonas deprimidas donde hacen presencia los alcaldes y gobernadores, y muy rara vez pasan los ministros. Pero de acuerdo con lo aprobado en Plenaria de Senado, “Los recursos del sistema general de regalías se destinarán a financiar proyectos de desarrollo económico, social de infraestructura, y con preferencia de preservación ambiental, inversiones en ciencia, tecnología e innovación, ahorro pensional territorial y para la generación de ahorro público” (Art. 2/acto legislativo 13 de 2010)


Es cierto que en regiones como Casanare y Meta el despilfarro de panes y peces ha sido notorio. En el caso concreto del Meta, éste explota recursos no renovables desde 1976 y en la actualidad, según muestra un informe del Banco de la República, “está todavía en la fase de aumento de dichos ingresos y tiene aún la oportunidad de dirigirlos hacía proyectos que contribuyan, en general, a consolidar el desarrollo económico regional y, concretamente, a mejorar el nivel de vida de su población”. Por su parte, la Contraloría General de la República ha hallado en 2010 8 casos de irregularidad que tienen implicaciones fiscales; 21 de orden disciplinario y 8 con alcances penales.


La GCR destaca que estos casos se refieren “a obras en instituciones educativas que no cumplen con la finalidad para la cual fueron previstas, están abandonadas e inconclusas y además, se pagaron cantidades de obra que no fueron ejecutadas, en Vistahermosa, El Dorado, Cumaral, Cabuyaro, Puerto López, El Calvario, Cubarral y Puerto Concordia”, y por si fuera poco, calificó muy desfavorable “la gestión fiscal de los recursos provenientes de regalías indirectas ejecutadas durante las vigencias del 2005 al 2009”.


La anterior ilustración hace referencia a un caso en el cual los organismos de control han funcionado, pero no tiene por qué ser un argumento válido a la hora de decidir que los panes y los peces deban ir en una sola canasta, porque contrario censo, hay departamentos con muy buen uso de regalías, y son los que reclaman, con justicia –desde el punto de vista legal- que se mantengan como están.


En ese aspecto, comparto totalmente la tesis de los Gobernadores de Santander, Tolima y Huila. Para Horacio Serpa, la iniciativa “desconoce los derechos de los municipios y departamentos al colocar(los) en una situación donde se puede quitar la oportunidad de implementar la recuperación social”; su homólogo Luis Jorge Sánchez, cree que “este proyecto ataca la supervivencia de los entes territoriales” y con mucha razón afirma Barreto: “ese proyecto es un cheque en blanco, el cual no dice de cuánto es el presupuesto con el quedarían cada uno de los departamentos”.


En el evangelio según San Mateo, niños, mujeres y hombres quedaron saciados. Pero en esta historia veremos marcharse a los ministros con la canasta llena de panes y peces. Amén.

miércoles, 7 de abril de 2010

Escribir política: Partido Conservador ¿Derrota Segura?

Partido Conservador, ¿Derrota Segura?



La Hegemonía Conservadora comprendió 1886 y 1930. En este periodo sobresalieron insignes figuras como José Manuel Marroquín, Ramón González, José Vicente Concha, Marco Fidel Suárez y Pedro Nel Ospina. El último heredero de la presidencia fue Miguel Abadía Méndez quien gobernó entre 1926 y 1930. De aquella estirpe admiro a Suárez, quien a pesar de vivir encandilado por la poesía y la narrativa como lo hizo saber en “Sueños de Luciano Pulgar”, le dio al país la posibilidad de mantenerse conectado con Panamá -ya quebradas las relaciones con Estados Unidos y dueño éste del Canal- y abrir la ruta al pacífico.Hasta ese momento el partido Conservador era sólido. El presidente Rafael Núñez había instaurado la Regeneración, a través de la Constitución de 1886, que acabó con el federalismo y reconoció a la iglesia católica como religión natura. Resalto también la creación del Banco de la República y el fortalecimiento del sistema ferroviario. No obstante, hubo hechos que contrastaron. Finalizando el siglo XIX ocurrió la Guerra de los Mil Días. En 1930 estalló uno de los peores escándalos de la historia nacional: la masacre de los trabajadores de United Fruit Company, un hecho que dio lugar a invenciones como las de Gustavo Álvarez Gardeazabal que en “La casa grande” recupera con singular apreciación estética e histórica, este acontecimiento. Por unos y otros factores, los conservadores llegaron disgregados a las elecciones de ese año y subió al poder el liberal Enrique Olaya Herrera. No eran buenos tiempos para el país, pues la crisis de 1929 había tocado a Latinoamérica y eso se vio reflejado en dos cosas elementales para la economía: La reducción del gasto público y el aumento en los impuestos. En la mitad de su mandato se dio la guerra con Perú que clausuró en 1934 con el tratado de Río de Janeiro. Pasada la hegemonía conservadora, años más tarde “la paz” política con el Frente Nacional y posteriormente la presidencia de Belisario Betancourt, el partido Conservador perdió sus posibilidades de gobernar. Pero el crecimiento del narcotráfico y el poderío militar de las Farc plantearon en el país otro camino: la pacificación. El dueño del discurso que entonces adhería a los colombianos era Andrés Pastrana. Bueno o malo, le mostró al país los rostros de quienes mataban y secuestraban. Que las Farc se hayan burlado del proceso de paz es otra cosa. Lo cierto es que desde su gobierno no hemos tenido candidato propio. Y si bien el Partido cogobernó con Uribe desde el Congreso y el gabinete, es ahora cuando las posibilidades de llegar nuevamente a la Casa de Nariño son más reales. Pero no del todo.Si la pelea entre Arias y Sanín sigue al azul vivo, preparémonos para una gran derrota como en 1930. Y con el agravante de que los votos se vayan para la U, gane Juan Manuel Santos y entonces se repita la guerra de 1932, esta vez con Venezuela. En ese caso, preferiría que ganara Antanas Mockus quien a menudo expresa su capacidad de estadista, lo que en paráfrasis de Churchill sería pensar más en las próximas generaciones que en las elecciones del 30 de mayo. No hace bien el Partido sometiendo a la militancia, como tampoco ésta, dando saltadas para la U. En consecuencia, corrijo el artículo de Semana “Entre Sanín y Arias, se abren más las heridas” pues yéndose los conservadores a la campaña del impoluto Santos no pierde Noemí solamente. Y todo el escándalo del AIS pasará a segundo plano, pues agarrados como perros, el Partido Conservador se prepara para una Derrota Segura.

Escribir amor: en la sala de urgencias


En la sala de urgencias


Hay que decirlo
www.nosquedavivir.blogspot.com

No me quito de los oídos el ruido espantoso y disforme de la camilla que condujo a mi papá hace días hacia la sala de urgencias. Después de probar la incertidumbre que deja el hecho de no ser atendido en una y otra clínica, asumí con indiferencia su destino. ¡Tal vez se muera! –pensé-. Los hombrecillos de la ambulancia me miraban con algo de desprecio. Por esos instantes me parecí a Meursault, el héroe de la novela de Albert Camus “El Extranjero” aunque yo no recibiera telegramas que dijeran: “Su madre ha muerto. Entierro mañana”. Mi papá estaba vivo. Estaba delante de mí, y miraba para todos lados como avergonzado por lo que me estaba haciendo. Él sabe –más que ustedes- que viéndolo así me hacía daño. Tenía forrada la cara con mangueritas que le daban el oxigeno que sus pulmones ya no le proporcionan. Su tos sonaba como un tarro vacío. Y no me acostumbro a mirarle los ojos aplastados por la fiebre.

Me aparté de la cama en la habitación y fui al corredor. ¡No quiero que se muera! ¿Si esas telarañas de plástico dejan de tejer su respiración y no puede más? No es fácil aceptarlo. ¡Lo amo tanto! Desde niño lo he amado. A veces creo que él no sabe cuánto. Él me enseñó la solidaridad. La fuerza del cariño. La capacidad de ser justo. Me enseñó que en el mundo somos como un afilador dando vueltas y vueltas en un mismo pedal. De pronto mi mamá sienta celos pero no entiende que mi amor por ella es más que humano. Que la amo mil, como cuando era niño.

No quise rezar. Quise quedarme ahí, viendo la foto de mi mamá y mi hermana. Qué pensará de él ahora que no están juntos. Estoy seguro que sonríe y lo evoca con gracia. Sin resentimiento por lo que pasó entre ellos, que en realidad pasó entre nosotros cinco. Tomó desde muy joven. Fumó desde muy joven. Y fue bueno desde mucho antes de nacer. Tal vez por esa razón elemental mi mamá lo amó y lo siguió por sus molinos de viento, pues ese hombre que tosía desde adentro es un verdadero quijote. No es un hombre común, aunque la prensa no hable de él. Pero es la noticia de centro en los periódicos de parques, esquinas, cafeterías. Hasta las prostitutas con sus mil cuerpos y mil bocas lo quieren. Y no porque pague bien. Lo quieren porque las ha escuchado, porque las ha respetado. Eso aprendí también acampándolo a conocer los mundos paralelos y despreciados. Los lugares que a los pequeños burgueses causa miedo –eso sí, solo cuando van con sus esposas, porque al menor descuido pagan por la peca y hacen pecar por la paga-.
Enseguida llegaron Fabián y Daniela, mis dos hermanos. Fueron a verlo. Yo pasé de vez en vez y el médico olfateó mi desespero. Me llamó, y fuimos a su oficina. Hablamos sobre él y nosotros. Concluyó que la disgregación familiar lo ha llevado a esos laberintos. No lo creo aunque sea cierto. Repasé si había culpables: mi hermano lo quiere, mi hermana lo adora. Mi mamá lo perdonó hace mucho tiempo. Y yo solo escribo que es un buen hombre. De todos, el menos interesado en él soy yo. Pero quien más lo conoce soy yo.

Al día siguiente escribí este texto. Ellos en cambio lo visitaron. Mientras yo buscaba un título más creativo que este, Fabián debía estar sacándole sonrisas e inflándole otra vez los pulmones sin darse cuenta. Pero alguien tiene que tirar la basura o lavar los trastes, y yo enjabono con delicia esta proclama. Mi tía Gloria llegó después. No fue con el “mono” quien desde joven siente por mi papá un aprecio finísimo. Pero su llegada no me dio confianza porque cuando llega mucha gente es sinónimo de despedida. Una vez mi mamá sufrió un ataque que a la fecha no entiendo. Como en Aznavour (el cantante francés) la escena era lúgubre. Tenía pegado en las mejillas del frío de Asunción Silva. Pero siento que Dios ha estado de nuestro lado todo el tiempo. Finalmente se recuperó. Está de nuevo irradiando felicidad. En el barrio goza del afecto de todos, hasta de quienes le cobran el arriendo y cuando tarda, lo azotan todo el día.

Escribo esto porque tengo miedo de que deba hacerlo cuando ya no esté. No quiero repetir la historia de Héctor Abad. No obstante creo que seremos olvido, pero hay un punto en la memoria que se parece al rayo de Miguel Hernández, y no cesa. Yo veo en la historia de mi linda Jenniffer una elegía que me da vitalidad para querer. La vida es una vela y de pronto el tiempo la consume, o los vientos de la guerra la apagan a la fuerza. O alguien sin querer la tumba. O alguien sin dolor se la lleva para otro lugar a iluminar otras noches.

Mis padres tendrán que morirse algún día, y para entonces, quiero habérmeles adelantado.

domingo, 28 de marzo de 2010

Escribir política

Pavlov y la disciplina para perros
Hay que decirlo
Que Carlos Rodado le bata la cola al partido de la U es grave. Pero que Arias no invite públicamente y con cariño a sus electores a votar por Noemí, es vergonzoso.

En virtud de los recientes escándalos que enfrenta el partido Conservador por cuenta de la disciplina, que no va dirigida a simpatizantes sino a militantes, expreso mi posición. La disciplina sugiere acatar con responsabilidad las reglas. Y éstas existen en todo contexto donde haya grupos organizados. Hasta en las Farc existen reglas: niño que se deje ver de la policía mientras lleva paquete bomba debe inmolarse para salvaguardar la dignidad del terrorismo.

Empiezo aclarando los conceptos de disciplina y adiestramiento. Según la Real Academia de la Lengua Española, la disciplina es una doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. Lo segundo en cambio, es relativo a adiestrar y esto es domar un animal. En tal sentido, es incongruente fabricar la expresión “disciplina para perros” con base en la Resolución del Partido Conservador No.009. El autor de la frase fue el ex embajador y ex gobernador de Atlántico, Carlos Rodado Noriega, que a pesar de ser una cara ilustre del conservatismo hoy funge como jefe de debate de Juan Manuel Santos.

¿Pero qué dice el texto que ha causado tanto alboroto? Que se “demanda de la militancia apoyar disciplinadamente la candidata del partido a la Presidencia de la República, doctora Noemí Sanín Posada, para las elecciones presidenciales del año 2010”. Esto obviamente tiene un origen. Primero: Andrés Felipe Arias no es claro en sus mensajes a los electores para que apoyen a Noemí. Y puede que tenga razón. Ella en varias ocasiones lo trató de ladrón; y segundo: conservadores de mucha importancia como Miguel Gómez y Fabio Echeverri ahora reman hacia la isla de la U.

En consecuencia creo que Rodado está equivocado, pues la disciplina que demanda la Resolución es coherente con los Estatutos y no coarta sus derechos fundamentales. De ellos se deriva –según reza el polémico texto- la obligación y el compromiso de acatar los Estatutos y en especial, las prohibiciones y sanciones relativas a la doble militancia, el transfuguismo y otras conductas atentatorias contra la existencia y la dignidad del Conservatismo. A ello se suma que de acuerdo con el Artículo 12 de los reglamentos “ningún militante puede pertenecer simultáneamente a otro movimiento o partido político (…) o apoyar o adelantar actividades de campaña electoral por candidatos de otro movimiento o partido (…) en certámenes electorales o en corporaciones públicas, a menos que medie autorización expresa del órgano competente del Partido”.

Pero ya que los distinguidos “conservadores santistas” trasladan la discusión a un campo de adiestramiento canino es precioso invocar la figura de Pavlov para aclarar la confusión. En un experimento realizado con un perro, el médico Ruso dio cuenta de que éste salivaba ante los estímulos. La actividad consistió en hacer sonar una campana antes de alimentarlo. La conclusión es que el canino salivaba con solo oír el campanazo así no hubiese comida servida. A ello se le llamó Ley de reflejo condicionado. Puede que a Rodado le hayan hecho sonar otra campana, lo cual me deja sin argumentos y muchas dudas. Pero lo entiendo. En su lógica canina –o sea de reflejos y condicionamientos- dice “yo soy y seré siempre un conservador de principios, no de conveniencias”, pero a renglón seguido manifiesta que “no he ingresado al Partido de la U, sino a la campaña multipartidista de Juan Manuel Santos". ¿Campaña multipartidista? ¿Ha habido una coalición legalmente establecida para que hable en esos términos?

Rodado da un mal ejemplo. Y aún con grandeza, el Presidente de los azules lo invita a que regrese, pero hasta el momento no ha salivado. Eso quiere decir que sigue esperando la comida en manos de otro amo. Pero que Rodado le bata la cola al partido de la U no es tan grave como que Arias no invite públicamente y con cariño a sus electores a votar por Noemí. Es vergonzoso teniendo en cuenta que los cinco candidatos de la Consulta firmaron una declaración juramentada en la que se comprometieron a respetar los resultados de ésta, “así como a no apoyar a candidatos de otros partidos (…) para las elecciones presidenciales del año 2010”.

Entre tanto, se soluciona el dilema de militantes disciplinados y perros adiestrados, yo invito a los tolimenses y colombianos que creen en las tesis conservadoras, en la seguridad, en el orden, en la generación de empleo y oportunidades de emprendimiento, entre otros propósitos de este partido encabezados ahora por Noemí Sanín, a que marquen la C en las próximas elecciones.

Los socios de la seguridad democrática ahora quieren ser los dueños de una empresa en la que también cabe la educación, la salud, el pequeño agricultor, la ama de casa, el empresario, el joven, la mujer… y por qué no, los perros.

sábado, 27 de marzo de 2010

Escribir el conflicto

Las Farc, ¿terroristas?


¿Si matar a un niño de 12 años con un paquete bomba no es terrorismo, entonces qué lo es? De las Farc que en 1964 tenían armado un programa comunista en el sur del Tolima, a los terroristas que hace una semana mataron a un niño con paquete bomba en Nariño, hay diferencia: esos inmolados guerrilleros tenían ideas. Los de ahora solo tienen odio. Y es difícil conciliar cuando ambas partes lo destilan. Guillermo Valencia procedió con intolerancia. La decisión del 25 de mayo de ese año -que le quitó la vida a unos 50 guerrilleros en la entonces República Independiente de Marquetalia- le ha costado al país este veneno. Y no inferior al error de Valencia fue la burla de las Farc en el proceso de paz. Miguel Hernández expresa aquel sentimiento de decepción vivido por la sociedad colombiana. “Como el toro te sigo y te persigo, y dejas mi deseo en una espada, como el toro burlado, como el toro”.

Hay quienes creen que el paso a seguir es darles estatus de beligerancia y luego crear una mesa de concertación en alguna región selvática o limítrofe. Pero esa oportunidad ya la tuvieron. No es fácil aceptarlo otra vez. Lo es para observadores mundiales y para vecinos latinoamericanos, pero no para la sociedad colombiana que ha sufrido a causa de la barbarie. Esta guerrilla de ahora se agazapa en el comunismo para sembrar terror. Sus filas están alineadas por hombres malos. ¿Malos? Gonzalo Arango en su Elegía a Desquite nos enseña que “los hombres no matan porque nacieron así. Son asesinos porque la sociedad les negó el derecho a ser hombres”. Puede que tenga razón.

Ad portas de salir el presidente que con Seguridad Democrática abrió camino al comercio en las regiones, aumentó la expectativa de progreso en municipios que vivían bajo el azote de los grupos armados y mejoró las condiciones de acceso y locomoción, la guerrilla está reducida pero no derrotada. Este gobierno no hizo nada distinto de sugerir la guerra. Sus yerros en materia social son tan visibles como sus logros en cuestión de seguridad. Y mientras no haya oportunidades rurales y equidad, los niños soltarán el cuaderno para empuñar una metralleta.

Es cierto que las tomas a poblaciones acabaron y que los secuestros se redujeron. Fundalibertad reveló que los plagios bajaron al 97,2 por ciento. No obstante, esa realidad un tanto alentadora contrasta con los últimos hechos en los que las Farc han dejado ver su poderío armamentista, militar y capacidad de chantaje. Sólo expongo unos casos: asesinato del Gobernador de Caquetá, atentado al Gobernador del Tolima, 7 carros quemados en el pacífico, carro bomba en Buenaventura, ataque en Cajibío (Cauca), atentado a helicóptero en La Macarena, manipulación en liberaciones y un niño desbaratado por una bomba en El Charco.

Quiero detenerme a recoger los pedazos de llanto tras la explosión. El Charco es un municipio de Nariño ubicado en la costa norte, retirado de Pasto. La explotación de madera, minería, pesca, plátano y cacao hacen su economía. No es la primera vez que llora. En 2007 más 600 familias campesinas abandonaron el municipio por los continuos enfrentamientos entre Farc y narcotraficantes que disputaban el control fluvial. Le ha tocado duro. Y ahora pierde a un hijo otra vez.

Hoy les llamo terroristas. Y quizás lo sean. Pero Arango puede tener razón. “¿No habrá manera de que en Colombia en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir? (…) entonces profetizo una desgracia: Desquite resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas”.










domingo, 21 de marzo de 2010

Escribir la gratitud


"Buenos días le de Dios"


“Con Arnulfo Sánchez inicié mi camino del periodismo. A él y a su familia, inmensa gratitud”


El 26 de noviembre de cuyo año no es que no quiera acordarme sino en verdad no me acuerdo conocí a Arnulfo Sánchez López. Habían pasado algunos meses desde dejar la venta de empanadas y cuando casi fui atropellado por un taxi al frente del Nuevo Día mientras vendía helados. Fue en su apartamento –después de recorrer toda la tercera y los estudios de Ecos del Combeima- sin que nadie diera con la suerte del que rumoraban, era el decano de la radio tolimense.

Iba con un primo que debía hacerle una entrevista al bachiller honoris causa del colegio San Simón. Yo como siempre de pato me le uní a esa causa que poco a poco se volvió más mía que suya. Llegamos a su residencia. Nos atendió una amiga suya (que la gente arrivista llama sirvienta). Como viejos amigos nos mandó seguir hasta instalarnos en el sofá. No pude quedarme quieto cuando vi atrapado en la pared un poema original del poeta maldito Charles Baudelaire. –Está firmado por detrás, mire- dijo la voz que hasta entonces había visto salir de unos baffles en la casa. Igualito a cuando escuchaba decir: “Divino rostro”; “no me hagan eso”; “buen primor” o ésta que hoy me compromete: “Jesucristo el del Guamo es más Conservador que el de Espinal”.

Y con la voz vino un señor ancho, de mirada alegre y diminuta. –Siéntese-. Ese asombro lo iba a sentir más tarde cuando viera por primera vez a Antanas Mockus, al maestro Rafael Escalona y el concierto de Manolo Otero, que entre otras tantas cosas construyen mi admiración por la vida. Le explique que debíamos hacerle una entrevista. Ya no era mi primo el de esa necesidad. El solo movía la cabeza como los perritos de taxi en señal de aceptación. Nos presentamos y brincamos al sofá. –Bueno, brinqué yo-. Después de lamer desde mi corazón con sigilo el cuadro de Baudelaire empezó el trabajo que a lo largo de cuatro horas fue interrumpido por la damita que él cada rato llamaba a participar.

Instalé la cámara, y recuerdo que hice mil musarañas para impresionarlo. Hablé de contra luz, de foco, de planos abiertos y cerrados. ­Mi primo debía salir en el video así que hice las veces de camarógrafo. -¿Por qué un honoris causa a Arnulfo Sánchez López? preguntó. Después de responder, metí la cucharada casi igual o más veces que la señorita del servicio doméstico. -¿Dónde está la noticia? ¿Cómo llegó a ser periodista? ¿Qué es hacer periodismo? ¿Qué opina del ejercicio del periodismo en el contexto colombiano?-. De inmediato pidió agua. Lo tenía atorado con tantas bobadas. Pero respondió todo.

Incluso nos habló de su secuestro. Descubrí que a parte de su actividad periodística se dedica a coleccionar pinturas en su mayoría de autores tolimenses. Allí conserva varios cuadros de los cuales valora especialmente “El jardín de jersenami”, “Un cristo” y “Tierra de Jerusalén”. Además, tiene en su patrimonio artístico una vitela que le regalaron en la cuarta casa donde estuvo secuestrado. No va a cine porque se queda dormido y no entiende la ciencia ficción, es muy mal lector de prosa: no ha leído La Vorágine, María ni Cien Años de soledad, pero puede leer cien poemas cada día y repetirlos al día siguiente. ¿Mi primo? Él terminó charlando con aquella mujer.

Apagué la cámara y le explique que amaba la radio y el periodismo. Entonces sacó un papel y un lapicero. Los puso sobre la mesa. –Dos tipos es una moto matan una monja. Usted qué hace-, me dijo. Después de reaccionar, redacté. –Matan otra monja más adelante-. Confundido, escribí la noticia. –Matan además una niña y la mamá ve-. Sudando frío, le pegué a la nota. Me pidió que escribiera algo sobre espacio público y que ensayáramos el lunes próximo. Yo quería escribir como Daniel Samper Ospina y pasé todo el fin de semana hallando la forma hasta que fui a la calle y lo encontré. Desde ese día descubrí que las historias están por ahí. Regadas. En los cafés, en las bancas, en los pensionados, en las palomas y en los billetes falsos. A las 11 de la noche y a punta de contracciones parí aquel texto flaco, feo, arrugadito y con un montón de adjetivos que le colgaban en el ombligo.

A las cinco y cincuenta de la mañana de ese lunes llegué a los estudios de Ecos del Combeima aun cuando él me había dicho que a las siete. Ya adentro y con un micrófono haciéndome coquitos, esperé el momento en que ensayáramos los tonos de voz. Nunca pasó. A las siete y quince minutos y con el analista Agustín Angarita al lado, me tiró al agua. Eso hoy se llama salir al aire. La leí como si fuera Gustavo Niño Mendoza, mi ídolo de la radio colombiana. Claro que esa imitación me costó perder la voz un día. Es como comparar rugido de león con maullido de gato, y mimado.

El niño habló. Toda mi familia estaba a la expectativa. No podía defraudarla. Había arriesgado a una novia por perseguir ese sueño. Y “uno no se baña dos veces en las aguas de un mismo río”. Respiré. Retomé los colores y lo único que recuerdo fue haber escuchado de don Arnulfo: –Bueno, mañana más historias por contar de Stivens Parra. Ese día, levé anclas y me tiré al mar con todas sus borrascas. No pienso dejar de escribir sino cuando muera. Cuando –como Whitman- diga: ¡OH, capitán mi capitán, las luces de puerto se encienden ya!

Y a él le debo la oportunidad. A ese señor que se llama Arnulfo Sánchez. Por él conocí la radio. Por él fui reportero en Ecos del Combeima. Por él conocí grandes amigos. Él me enseñó cómo llegar a ser decano del periodismo, un paradigma de liderazgo, un ejemplo de vida y superación. Él me permitió demostrar que este camino es para caminarlo toda la vida. Él me sacó de mi cuarto oscuro y me dio color, tonos y tamaño. Él me dejó mostrarle a la gente el pulso de mi pluma. La vitalidad de mi voz.

Pido excusas por referirme a Don Arnulfo en estos términos tan precarios. Al hombre que aún sube los escalones caracoles de la emisora, abre la puerta, toma su silla del centro y dice a las seis en punto de la mañana: Buenos días nos de Dios.

martes, 9 de marzo de 2010

Escribir política

El orgullo de un nieto


"Si yo fuera nieto de esos magistrados sentiría orgullo y nada más que orgullo"
Respondía los últimos ataques en el Chat de Facebook y leía las principales agencias noticiosas para fisgonear con morbo y delicia la suerte que habría corrido el proyecto de Referendo. Eran lápidas camufladas en titulares. Cm&: “Corte Constitucional “tumba” Referendo reeleccionista”; RCN radio: “La Corte tumbó el referendo: Uribe no podrá ser candidato para el período 2010-2014”; y hasta El País de España: “Veto a la reelección de Uribe”. Pero el “brille para él la luz perpetua” se lo imprimió el titular de Revista Semana –que a mi juicio- ilustra con maestría la providencia de la Corte: “El Estado de Derecho venció al Estado de Opinión”. La sonrisa socarrona y ese ego taimado que llevo adentro hicieron enojar al señor de cejas gordas que escoltaba la pantalla, y más socarrón que yo, empero. De repente se levantó la voz húmeda (lo digo por las babas que me cayeron). Tenía aspecto uribista –es decir, con la carita bravucona y taimada-, camisa a cuadros, y un acento apaisado: “Ahora sí esto se volvió una mierda” (Y me cayó otra chispita de baba).

No interrumpí su diatriba contra mí. La barba con laberintos que escupía rocío no me estaba insultando. Cuando dijo -¡pendejos!- se estaba refiriendo a los magistrados. -¡Pobrecitos!- Eso les pasa por tomar buenas decisiones y acatar la Constitución. De haber dicho que sí a la Ley 1354 de 2009 hoy despacharían a sus familiares para alguna embajada o claustro del monasterio en que Uribe estaba convirtiendo -sin darse cuenta- la Casa de Nariño.

Como pude me levanté de la silla y salí despavorido, como si hubiera visto al mismo Juan Manuel Santos. Me instalé en el pórtico, devolví la mirada y ahí estaba la furia de aquel individuo. Con un miedo muy similar a un encuentro a solas con Alfonso Cano le dije: -¡No vea señor. Es la mejor decisión que han tomado los magistrados. Imagínese a Uribe otros cuatro años en el poder! Me miró con sus ojos filudos y carnívoros: -¡Si Uribe iba a acabar con los terroristas! - ¡Pero es que Uribe últimamente nos ve a todos como terroristas! –interrumpí. ¡Ya está tan estresado que anda buscándole pelea todo el mundo. Pelea con médicos, estudiantes, sindicales, amas de casa y periodistas

Esas palabras –que todavía repaso- lo sacaron de casilla. Rasgó la conversación que era entonces frágil como una hoja de papel y se marchó. -¡No ve que hasta la potra que lo lastimó fue declarada terrorista de la Farc!, le grité por las espaldas. Luego sentí pena. Me había comportado como un uribista que tira la piedra y esconde la mano.

Volví a mis colores normales y retomé mis trabajos en el computador. Abrí de nuevo la página de la Corte Constitucional. -¡Yo tenía razón!- grité. Los magistrados actuaron en derecho. Se hicieron sentir: los vicios de trámite, de procedimiento legislativo, al haber modificado los textos y las saltadas de partido, por no mencionarlas todas, edificaron una razón suprema: NEGACIÓN. Y así pusieron punto final a un capítulo confuso de la historia nacional donde uno termina sin saber si la seguridad en las carreteras justifica el derramamiento de sangre; el aumento del desempleo en las ciudades, el abandono del campo, la inseguridad urbana, los recortes presupuestales para la salud y la educación (a través de las trasferencias), entre otros males.

Pero no fallaron por emotividad sino por lógica, y esa lógica coadyuvó a evitar que los colombianos en un arbitraje romántico pitaran penalti a favor del Referendo, hecho que le produciría al país una verdadera crisis institucional, social, política y hasta militar. No se puede sostener un programa militar con solo argumentos basados en el odio y -demagógicamente- disfrazados de interés nacional: pues a mí como ciudadano no me interesa matar guerrilleros ni darle casa y plata a desmovilizados de grupos paramilitares.

Estaba en la más alta reflexión cuando una voz gruñona dijo: -El hecho de que usted sea antiuribista y amargado no significa que debamos aguantarlo leyendo en voz alta-. Me echaron después de cobrarme casi 5000 pesos. Salí vencido. Todos en la sala eran uribistas. Pensé buscar refugió en mi mamá pero ella también lo es; correr donde mi hermano era inútil. El virus del uribismo ya lo había atacado. Entonces me eché a rodar por las calles pensando: si yo fuera nieto de esos magistrados sentiría orgullo y nada más que orgullo.

sábado, 30 de enero de 2010

A veces

A VECES

Me siento diminuto.
Un leño quemado de olvido.

Mi alma a veces es una mariposa
Que se aflige en su hora mortal.

Y llevo a veces el corazón estrecho
Como hombres que duermen en fosas comunes.

Una pena nacida de dolores ajenos
Que me pertenecen tanto como las viejas sangres
Que han regado la historia
Como los antiguos hombres que han taladrado mi apellido.
Y es mía la queja de la guitarra en la última curva de la marquetería.

A veces, solo a veces
Me asusta la noche
Y su carro de aullidos.
Pero con un lápiz puedo hacer líneas que parezcan
Tu cintura
Y a veces, puedo, porque tú lo permites,
Ver pequeñas lunas juntándose en tu boca
Que tiene la plenitud del universo.

Pero se caen de la tierra los niños.
Frutos que el hambre estruja y los tira a las esquinas.
Y sus rostros tienen letreros de humo, monóxido y olvido.
Me siento a veces, solo a veces
Imposible como su alimento.

A veces, solo a veces
Escribo epitafios que suenan en la noche:
Aquí vive un poeta.
Aquí en verdad vive.


Carlos Stivens Parra Gámez
Colombiano

Con este poema participo en el segundo Concurso de Poesía de Heptagrama