La cultura, la ciudad
Firmo sobre la idea que la ciudad debe ser repensada para prepararla ante las transformaciones de tipo urbanístico e industrial que se avecinan. La ubicación de Ibagué es geoestratégica y ello tiene efectos en la medida que se expande: se acelera la vida, se vuelve más caótica y los ciudadanos más vulnerables a fenómenos de pobreza, desempleo y pérdida de unidad familiar –que es un baluarte-.
Por lo tanto hay que proponerle a la ciudad estrategias que conduzcan a mitigar ese impacto. Si lo turístico es el fin, debemos prepararla en materia de servicios públicos, hotelería, cultura ciudadana, etc.; y en esa línea creo que es sano proponer la tematización de la cultura como una estrategia que genere desarrollo, economía y trascendencia; que en 30 años la posicionen como una de las ciudades más importantes de Colombia donde coexistan edificios y autopistas con parques, zonas verdes, bibliotecas y plazoletas de arte.
Cuando me refiero a la expresión “cultura” hago alusión a un concepto que proviene de la escuela del antropólogo Néstor García Canclini quien explica que “la cultura abarca el conjunto de los procesos sociales de significación, o dicho de un modo más complejo, la cultura abarca el conjunto de procesos sociales de producción, circulación y consumo de la significación en la vida social”; esto es, ver a Ibagué como una gran aldea de múltiples manifestaciones, necesidades y fortalezas.
Y cuando decimos ciudad no expresamos solamente que hay casas, edificios y fábricas, es más para nosotros una aldea donde convergen infinidad de hechos: el deporte, la producción artística, el patrimonio, el ocio productivo, manifestaciones religiosas y tantas otras cosas que son el resultado de la migración del campo a la ciudad o de ciudad a ciudad.
Es una realidad sabida: Ibagué ya no es un “pueblo grande”; basta echarle un vistazo nocturno para comprender las enfermedades que padece (hurto, prostitución, consumo exacerbado de drogas, mafia, tráfico humano, etc.) para aceptar que es una gran ciudad y si no hacemos algo desde ya, a la vuelta de unos 10 años padecerá una enfermedad incurable.