miércoles, 20 de junio de 2012
martes, 20 de marzo de 2012
miércoles, 7 de marzo de 2012
Escribirle a mi madre
Mujer,
Déjame ver tus manos:
Son suaves como en abril, el aire.
Ellas adobaron la tierra que camino.
Sus hojas muchas veces mi campo, acariciaron.
Y en la desgracia, fueron un milagro, tus manos.
¡Ábrelas para que arda la plenitud del día!
¡Levántalas para que sienta rabia la bandera!
Porque ellas son una sola patria,
Son un país liberado.
Pero, ¡Mira cómo las quema el sol!
¡Cómo las tizna el horno!
¡Cómo las tuerce el patio!
Heridas por los años, he visto tus manos.
Y armadas de valor,
Ante las fieras que amenazan su rebaño.
También han sido alegres:
Se han desvestido tus manos,
Para fecundar la tierra,
Cuando el amor ha llegado.
Mujer,
Cuando el polvo las arrastre,
Y la quebrada se lleve entre sus curvas tus manos,
Dile a Dios que no olvide
Arrastrar las mías también,
Porque son hijas de tus manos.
Bogotá, marzo 7 de 2012
sábado, 21 de enero de 2012
Escribir poemas - de vez en vez un beso-
De vez en vez, un beso
Cuando estamos lejos,
Oyéndonos en ecos
Que de vez en vez tumban distancias,
Se me ocurre soltar un beso:
Un jinete que cabalgue la tarde,
En un caballo rojo
Con herraduras de humo.
Que irá cazando nubes
Y le prestarán su ropa.
Un beso que te busque
En el tranquillo tallo de tu boca.
Y cuando te encuentre,
Amarre la noche de una estaca,
Descienda de su caballo,
Y desmalle en tu tierra,
Que tiene olor de limoncillo.
La niebla pasará merodeándote.
Se confundirá lo verde, con tus hojas.
Madurará el rojo de la rosa.
Se erguirá el tallo de tu boca.
Y cuando el alba empiece a galopar tu frente
Y el sol camine otra vez por las aceras,
Desatará la noche,
Y las nubes recogerán su vestido.
Mi beso será de nuevo un eco,
Que de vez en vez tumba distancias.