La poesía me ha permitido vivir con dignidad

lunes, 23 de noviembre de 2009

Escribir opinión

La eterna juventud de Uribe
Esta semana, cuando descubrí una nueva arruga en mi frente advertí sin ser biólogo sino paranoico, que me estoy volviendo viejo. Me enfadé y encogí la frente. Caí en depresión pero recordé que los biólogos Carol Greider, Jack Szostak y Elizabeth Blackburn obtuvieron el premio Nobel en Medicina por haber descubierto nada más y nada menos que la clave de la eterna juventud. Gracias a ellos, tendremos presidente otros siglos más y seguramente, me podré aliviar de estas líneas de expresión. Pero qué importancia hablar de mi juventud eterna. Le daría más problemas a mi madre –y con mis lloriqueos semanales tiene suficiente-. Entonces pensé en alguien que anhelara la vida eterna: ¡eureka! Uribe puede. Él todo lo puede. Pero no. Hay que se serios. Pensé otra vez y evoqué a los griegos. Ellos sí han deseado la eterna juventud. Fui a los libros y encontré el mito de Selene y Endimión:

Ahí estaba el buen Endimión descansando en su aposento de Nari, cuando de repente, sintió cómo de su cabello –muy parecido a la crin de las bestias- se descolgaba una cana. Temió volverse viejo tan pronto y dejar al país en una eterna agonía. El Dios Ignominius no se lo perdonaría. Así que se levantó del lecho y corrió a la ventana. Miró fijamente a Selene que estaba detrás del cristal cuidando su sueño. Pensó que tal vez si Andrés Uriel era eterno en el puestecito de ministro -tan eterno como los trancones entre Melgar y Bogotá- él podría serlo para la patria. Contemplaba la posibilidad de ser eterno para poder gobernar a Colombia, pues 8 años son muy pocos. Este ejercicio –como una masturbación mental- lo conducía a la cama de nuevo. Hizo muchas tretas para lograrlo. Se fue para su finca y provocó una hecatombe. Bebió la sangre de las reces sacrificadas; probó con el Santo Grial, buscó como loco la piedra filosofal y nada.

Un día Selene decidió entrar a la morada del buen Uribión, y se recostó a su lado sin despertarlo. Lo veía tan indefenso, con las manitos entretejidas como si no matara una mosca. Pero ignoraba la fascinación que Uribión sentía por ella. Así transcurrieron muchos días, y meses y años, hasta que Uribión despertó a media noche y descubrió que Selene estaba a su lado. Desde entonces quiso estar con ella siempre. Pero volvió a la cana en la sábana y lloró. Le pidió que le concediera la eterna juventud; de modo que ella corrió al Congreso de Zeus, y en su talega empacó algunos regalitos para los dioses del panteón (del griego: coalición) entre ellos, medallitas de oro con vírgenes y cristos grabados y cheques no reembolsables de AIS. A su regreso, tenía lo que Uribión había pedido. Los dioses de la coalición le permitieron ser joven por siempre solo durante el sueño. En la vigilia envejecería. Uribión reprochó porque no estaba siendo justo. Eso ya lo había hecho con Holguín pero de vez en cuando despertaba y envejecía un poco. De inmediato la emprendió contra las Cortes y le pidió a Selene que convenciera al pueblo. Corrió a RCN y pidió una ayudita que no negaron en darle. Lanzaron novelas, mensajes, inventaron cifras, etc. Hasta que el pueblo –que entonces estaba obnubilado- le dio la manito a Selene. Desde entonces Uribe no despertó más de su tirano sueño.

Olvidaba decir
Hay una cosa buena en todo eso. Para el 2090 yo no estaré vivo. Los nietos de los Galán serán senadores, y en todos los cementerios del país habrá una lápida marcada con la frase: “aquí yace Colombia”…brille para ella la luz perpetua

viernes, 4 de septiembre de 2009

Escribir actualidad y poesía

Lo que hace la fiebre
Llegaba de uno de mis rutinarios viajes. Había estado en Tunja y parte de la ruta libertadora. También por algunos municipios de Tolima y Huila. Abordé el taxi y con un puñado de calderillas (monedas de poco valor) le pagué por adelantando al señor que estaba mirándome desde el retrovisor. Antes de que se arrepintiera le monté una charla. En cuestión de segundos dije lo que cualquier ciudadano diría para distraer o romper el hielo. “¡Está haciendo fresquito!” –Sí… es que como llovió el fin de semana… respondió. El resto de viaje habló él, y no tuve más opción que escucharle sus historias. Habló de las niñas de 14 años que salen de colegios y le proponen a los taxistas llevarlas a su casa (o quién sabe dónde) con el pretexto de no tener dinero y a cambio le hacen sexo oral; me contó historias de parejas homosexuales; de infidelidades; de “conejos” (unos animalitos que se bajan del taxi, pelan las muelas y se escabullen sin pagar) y de seudo ejecutivos que pintan de adquisidores pero no tienen ni siquiera 3 mil pesos para pagar una carrera completa. –Aquí es… por fortuna habíamos llegado a casa, pero sentí el indirectazo subirme desde los pies y sus respectivos callos hasta el cabello y sus respectivas entradas.

Al bajarme del vehículo empecé a sentir malestar en el cuerpo. Abrí la puerta del escondite y ¡zaz! Directo a la cama. Al cabo de una hora ya estaba prendido en fiebre. Lo primero que evoco es la imagen de mi mamá bajo la lluvia de septiembre, llorando porque nos habían corrido de un apartamento. Eso que llaman exceso de pago y pérdida de recibos. Después, dos piedras que se vienen sin freno hacia mí acompañadas de un sonido de ultratumba, como cuando habla Juan Manuel Santos. En un segundo mi cabeza estaba llena de voces e imágenes. Veía a Andrade en la finca de Barreto comiendo chivo, a un niño llamado Referendo buscando un padrino; veía a “Pepe” simulando los cuentos de Juan Rulfo y pidiendo a “bramido limpio”: ¡Mami, diles que no me maten, que lo hagan por caridad!; también estaba Mauricio Jaramillo reclamando rendición de cuentas de Barreto: ¡Hoy mismo, las quiero hoy mismo!; por la sien me daba vueltas la “ovejita Dolly”; Lina Moreno haciendo el papel de Willian Hanna (escritor y director de la serie animada Tom and Jerry) con un trapito empapado de vinagre alrededor de su cabeza pidiendo al gato y al ratón que no hagan más locuras; repuntaba en las encuestas Daniel Samper Ospina y en su discurso se comprometía a crear una granja de canina para tener al “Pincher” y su familia y un cuarto especilizado con “países óvulos” que engendren referendos, micos y ovejitas “Dolly”. Hasta me imaginé senador. ¿Yo senador? Si acaso puedo lidiar con mis ideas y mis impulsos. Creo que deliro aún más sin fiebre. En la hora más grave de mis entelequias estaba Jenniffer. Quiero que la recuerden porque es ella quien me salva de caer postrado en una cama. La fiebre me hizo otra vez añorarla. Le repasé la mirada –cuánto la quiero- debe ser la fiebre. Entonces siempre tengo fiebre.

Estábamos en el Aeropuerto El Dorado. Mientras esperábamos el avión que nos llevaría a Barajas, le decía: pedacito de mujer, estoy contento. Y no me importará si te duermes durante el viaje por tren entre Paris y Roma. Saldremos muchas noches a caminar por las calles rojas de Amsterdam y nos beberemos en sorbos los inviernos de Holanda. Recordarás muchas historias mientras cruzas las manos en mis manos, parados ante la región de castillos en el Rhin. Solo te pido un beso a mitad del puente Carlos en la bella ciudad de Praga. Después haremos el amor sobre las tablas de una barca anclada en tarde decadente de Marsella. No vayas a llorar cuando te cunda los ojos una tropa de tulipanes rojos y amarillos. Tomaremos un café en cualquier esquina de Barcelona desde donde puedas ver la Sagrada Familia. Y correremos junto a Sancho y Don Quijote por la ruta de sueños que inventó Cervantes. No te olvides de abrazarme cuando lleguemos a las ruinas del Coliseo Romano que de pronto logras sobrevivir las imágenes de aquella época de gladiadores y leones. En la cima de la Torre Eiffel te colocaré otro beso, justo ahí donde te cae la cabellera de oro. Y quédate conmigo otros años. No importa que cuando despiertes del sueño en que nos quedamos desde el beso primero, te mires las manos cubiertas de ceniza. Ya habrás sido tan feliz que cerrarás para siempre los ojos. Pero en la tierra quedarán los ojos tuyos otra vez, porque los hijos de tu vientre volverán a los viejos caminos donde anduvimos amándonos. Descasarás en paz.

Nada más querría yo, sino morderte la boca en el frío de una cabaña Suiza. Reviviremos a los niños de Auschwitz. Regálame diez besos en Londres que yo te los devuelvo con creces en Singapur. –Pasajeros con rumbo a Madrid por favor abordar el vuelo Boeing 747 de Avianca, pasillo…

Cuando subí a aquel pájaro gigantesco vino la diarrea. Se fueron las imágenes y los sueños y las palabras. Todavía no me recupero, a pesar de que he tomado suero todos estos días.


OLVIDABA DECIR
Con la designación de Germán Castro Ferreira en la Comisión Reguladora de Energía y Gas –CREG- el Tolima se va a hacer sentir. Este Ingeniero ibaguereño lleva más de 25 años trabajando en el sector eléctrico y tiene los ojos puestos en el Tolima grande.

domingo, 5 de julio de 2009

Escribir actualidad

Atentado a Barreto: se salvó de chepa

No dejaré de decirlo: Barreto se parece a Uribe más cada día. Y tengo razones de peso –o de pronto no pesan nada pero son mis razones-. Cuando Uribe es víctima de atentados o se presume que habrá, él empuña la mano, levanta la mirada, se le inflan los cachetes y dice: ¡Uribe no le tiene miedo a la FARC! A Barreto le pasa lo mismo. Uribe ha penetrado “lugares santos” de las FARC como Chocó, Guaviare, Caquetá, etc.; y Barreto se le ha medido a Alpujarra, Gaitania, Chaparral, Ataco, Rioblanco, Dolores, Riomanso, entre otros.

Ambos madrugan, se persignan, viven encomendados a Dios y aman por sobre todas las cosas a su majestad La Seguridad Democrática. ¡Eureka! He aquí la clave del odio que les tienen las FARC: amar la seguridad y la democracia. Pero entonces nos tienen que odiar a todos porque hasta las nuevas generaciones nacen con sentimiento Anti-FARC. Eso no quiere decir que a Barreto lo haya salvado la Seguridad Democrática. Al Gobernador lo salvó Dios. –Eso creo yo- y a Dios le ayudó el conductor de la Burbuja.

Al medio día de aquel 26 de junio pasé por una tienda. Alcancé a oír que en la televisión gritaban: ¡Murió Michael Jackson! ¡Murió Michael Jackson! No le paré bolas. Quién es Jackson. Volví a mis tareas de rutina y sobre las cuatro de la tarde escuché por la radio: ¡atentaron contra Barreto! –Pensé- Las FARC. Uno siempre piensa eso. El atentado fue perpetrado en un sitio conocido como La Balastrera en San José de las Hermosas, Chaparral.

De acuerdo con lo señalado por la prensa, al paso de la caravana que salía de revisar la Obra de construcción de Amoyá, fue activado un petardo al que le siguió una ráfaga de fusil. Por fortuna el blindaje de la camioneta –desdeñada en otras ocasiones porque le fallan lo frenos- evitó que las balas mataran a los pasajeros. Como pudo, Driver -el pequeño héroe- condujo la camioneta hasta un lugar más o menos seguro. ¡De chepa! se salvaron y no hubo necesidad de frenos pues lo que hizo falta fue acelerador.

Me calmé. Cambié el dial y seguí en mi trabajo. Cuando leí los periódicos volví a entrar en shock. No podía entender ni las afirmaciones de Barreto que aseguró volver a Las Hermosas, mucho menos las del comandante de la Quinta División del Ejército, Jairo Erazo. Quedé impávido. Las fuerzas militares son muy torpes o muy vanidosas. “Ese es un plancito, en el que las Farc (sic) intentan comenzar como lo hicieron hace 20 años. (…) Eso es algo sin importancia que hacen para tratar de sobresalir de nuevo" dijo Erazo. Quién lo habrá mandado a decir esa marranada. Y líneas más abajo leí las declaraciones de Emilio Torres Ariza, comandante de la Sexta Brigada. Una pastica de Dolex y dos vasitos de agua me ayudaron a soportarlo. Torres Ariza dijo que “lo que querían era inmovilizar el vehículo” –tan juguetones-. “…Fue un hecho del frente 21, que lo que quería con eso era dar la impresión de que siguen vivos, pero si en realidad quisieron demostrar que tienen capacidad ofensiva habrían atentado contra uno de los helicópteros, porque se hicieron 30 vuelos en el día y no paso nada”.

¿Que no quisieron matar al Gobernador? Gracias a Dios ellos también cometen errores –claro que llevan cometiéndolos más de 45 años-. Crucé datos y situaciones. Torres estaba meando fuera del tarro. El atentado no es un plancito. Falló, pero eso no quiere decir que tuvo por objetivo hacer show. Evoqué el fallido atentado contra el Sumo Pontífice Juan Pablo II ocurrido el 13 de mayo de 1981 durante audiencia en la Plaza de San Pedro. El miembro de la organización religiosa y terrorista denominada Los Lobos Grises, Alí Agca, disparó contra él pero falló. Fue a la cárcel Regina Coeli de Roma. Años después, Juan Pablo II lo visitó y le dio el perdón. ¿Será que a ellos –una red mundial de terrorismo- les gustan los espectáculos? Además me puse a analizar y no es la primera vez que intentan “cazar a Barreto”.

Según el DAS, el domingo 21 de junio fue desactivado un carro bomba en Ibagué. Todo apunta a que iba a ser puesto en cercanías de la Gobernación del Tolima. En 2008 por la ruta que va al Cañón del Combeima fue desactivada una carga explosiva. Y ha debido suspender un par de consejos comunitarios –quiero decir conversatorios- porque informaciones extraoficiales advertían planes de asesinarlo.

El Gobernador volvió con vida. Sus perseguidores fallaron. Los niños de Las Hermosas recibieron nuevamente ayuda del Gobierno. Torres Ariza y Jairo Erazo la embarraron. Alejandro Martínez todavía tiene pavimentado el corazón por el susto. Yo no terminé mi trabajo. ¿Y qué fue lo que pasó con Michael Jackson?

Olvidaba decir
Señor Gobernador, cuide la vida. Mire que “las tumbas están llenas de héroes”

jueves, 19 de marzo de 2009

Escribir amor y actualidad

UNA COLUMNA TITULADA JENNIFFER
A veces me vuelo de una reunión o incumplo una cita. Detengo el reloj o saco una excusa. Me fatigan las mismas estaciones tanto como los mismos gobiernos. Desde mi guarida le tiro piedras a quienes adulan al Presidente y se preguntan, negando cualquier posibilidad de debate democrático “Si no es Uribe, quién”. No quiero discurrir en las ideas del diario vivir político. Es una sensación de pájaro o de una simple rama lo que me suelta. Tengo los mismos delirios de un barco anclado. O la estrechez incomprensible del elefante en un circo. Por eso me escondo en una flor silvestre y vuelvo a mis letras y vuelvo a mi sitio; es que me resulta imposible escapar del alma. Les comparto mi carta:

Pequeña mía,

Te escribo esta carta desde cualquier lugar del mundo, o tal vez no estoy en ninguna parte. Solo existo en la ciudad que he ido construyendo en tu piel. Te escribo entonces en una estación de trenes, que humean en tus mejillas cuando te beso. Escribo sentado donde más tarde pasará una carroza con manzanas para marcar serpientes en tu cuello.

Estudio las palabras que quiero decirte como si fuera un discurso para aniquilar gobiernos. Pero resuelvo decirte lo que más hondo llevo. Y ese momento tiro una red de tinta al hoyo donde viven mis palabras, todas andrajosas, lánguidas y pálidas; o lanzo una piedra al cielo para bajar uvas, nubes o ciruelas. Milimétricamente leo el verso que tendrás que leer pero vuelvo a la silueta que se forma en tu cuerpo y decido decirte simplemente: aprendí a caminar sobre la avena. Pienso también en tus palabras crispándose, erizándose cuando me arrinconan tus celos de pantera, y escribo: te enrollas en tu orgullo de reina y me tiras al suelo. Eres una mañana de enero: nueva, Serena y toda llena de ansiedades. Para celebrarte, recojo tus pestañas caídas en la furia del beso y del crimen que cometo cuando te tengo. Así, en sucesión escribo: Quiero tocar tu cuerpo y dejarlo intacto. Quitarte las velas y que decida el mar nuestro destino.

Mañana tendré las maletas amordazándome. Llevándome lejos del teatro blanco de tu risa, y antes del secuestro quiero decir dos palabras. Sólo dos, pero resulto embriagando tus ojos, dos manzanas que pinta el crepúsculo, con miles de estas enmarañadas alegrías. Tú me causas nacimientos y muertes simultáneas, pero por encima de tu pelo también corre la tinta. No puedo dejar mi pluma arruinarse ante el gorjeo imperfecto de tu voz anaranjada. Háblame, pequeña que el aire salido de tu boca es viento de costa, y eleva suspiros que viajan por el mar y se devuelven en sus olas.

Como has hecho desde que entré por esa puerta rigorosa, espérame. Hazlo como Penélope a Ulises. Guarda los pinceles. No escribas delante de la gente. Ellos pueden aniquilarme y ensombrecerme. Confío en tí tanto, que una palabra tuya me basta para creer que soy el rey de todas las colonias. Que no hubo ni habrá jamás labriegos capaces de hacer surcos en tu cuerpo amazónico. Que no madrugarán jamás a verte ni se trasnocharán leyéndote los ojos proyectados en estrellas. Que soy único como el suspiro único de tu pecho único. Que no hay dos ni tres que se parezcan. Que prefieres mis poemas así sean endebles, que a muchos tratados sobre la razón y la lógica. Que me querrás el tiempo que dure nuestra guerra y que ya van creciendo duraznos en tu tierra. Que has heredado mi sonrisa doblada y enredándose en mi cara, y que amas hasta el chiste más tonto del mundo. Muchachita, pareces una selva y como sus raíces no puedo descifrarte. Me basta con saber que me quieres imperfecto como yo te quiero hecha de varios minerales.

Volveré un día como te lo he prometido. Te henchiré de alegrías y desmayarás en mis hombros tal como hace la hoja del sauce en su otoño. Y cuando seas vieja, y te crucen la frente sendos trozos de leña, quisiera, mi pequeña, mi linda centinela, que rías transparente y suenen en tu voz diminutas quebradas. Yo amaré tus huesos, porque los he soñado.

…Y cuando regrese, iremos a ver estrellas cayéndose en tus ojos.

OLVIDABA DECIR
¿Cuándo volverá a Ibagué la obra de teatro: “Monólogos de Andrés Felipe Arias”?

domingo, 1 de febrero de 2009

ESCRIBIR OPINIÓN

"NO PERDONO A LA MUERTE ENAMORADA"
Jenniffer: deja caer tu llanto sobre mis versos
Antes de sentarme a escribir esta columna, escuché con detenimiento a Serrat, leí fragmentos de Hemingway, un par de versos de Silva y descargué sobre la mesa una lágrima. El escritor norteamericano, Ernest Hemingway, marcó muchos paradigmas de la literatura, no sólo por sus alcances estéticos, sino porque tradujo las palabras a un idioma rico en humanidad. No en vano, su obra llegó a muchos anaqueles y bibliotecas. Él aseguraba: “cuando alguien muere también muere algo de mí”.

Parece ridículo pensar que los muertos ajenos nos duelen tanto como los propios, pero como es natural en mi manera de percibir el mundo, creo que esa sensación es justa en la condición humana. Por eso, cuando veo niños palestinos atravesados por balas o soldados israelíes con su cuerpo desbaratado por misiles, siento morir un poco.

No ha terminado uno de vomitar las noticias de la semana anterior cuando le tienen en la mesa nuevas viandas, propias de la degenerada gastronomía mediática, y lo digo con dolor porque mi apetito es voraz. Algunos amigos me preguntan, por qué ves noticieros si te hacen daño, y con vergüenza respondo: es que aprendí a comer cualquier cosa, de hecho, nunca tuve un paladar exquisito.
Según un informe presentado por el Fondo de Naciones para la Infancia –UNICEF- los combates entre palestinos e israelíes cobraron la vida de más de 300 niños, en lo corrido de la operación Plomo Sólido. A ese número debe sumarse la cantidad de heridos que asciende a 1100. La ONU, computó más de 860 muertos que incluyen mujeres y operarios de ambulancias. “No se trata sólo de números. Estas cifras hablan de vidas de niños interrumpidas. Ningún padre puede presenciar esto sin pensar en sus propios hijos”, señaló Ann Veneman, directora de UNICEF. La jefa de esa cartera sostuvo además que los niños conforman la mayor parte de la población de Gaza y cargan el peso de un conflicto que no es de ellos. Razón tiene esta mujer y pesan sus argumentos. No por cualquier cosa llegó a ocupar tan alta posición.

Celebro que una mujer dirija una de las dependencias más importantes de Naciones Unidas. Si bien, en UNICEF no se salva al mundo de las crueldades, si se hace un trabajo honroso para proteger infantiles. El organismo cuenta con un equipo profesional de nutricionistas, urgenciólogos, médicos pediatras y hasta sicólogos a quienes les toca el trabajo más duro porque deben lograr que los niños vivos (pero mutilados o con secuelas físicas) superen los traumas del conflicto, pues entre tanto que afuera hacen la guerra, adentro, sólo se protegen de ella.

¿Pero si me duelen esos muertos, a quién se los cargo? A las guerrillas palestinas o al ejército Israelí. De un lado actúa el imperio del terrorismo y del otro el mismo terror abanderado y legal. Pero no es mi función juzgar buenos o malos, víctimas o victimarios. Mientras las guerrillas palestinas (del Hamas) pertrechan en escuelas, hospitales, centros de refugiados y sedes de Naciones Unidas y lanzan misiles contra la población israelí, éstos, repelen los ataques y fusilan niños. Bienvenidos los “centauros indomables”.

Lo más triste es que no falta un diplomático estúpido dando declaraciones estúpidas. El Embajador de Israel en España, Rafael Schultz, en entrevista con la cadena española, RTV, expresó: “no conozco guerras en las cuales no pierda la vida gente inocente”. No es mentira, pero es una forma muy diplomática de justificar la muerte. De cualquier manera, queda un saldo atroz de muertos y una aproximación a un genocidio, donde no se sabe quién fabrica la guerra ni quien la padece.

A la fecha parece cesar la carnicería humana, pero al otro lado del mundo sigo llorando muertos que no son míos, mientras Joan Manuel Serrat continúa su canción: “…no perdono a la vida desatenta”

OLVIDABA DECIR
Hoy los niños vuelven a las escuelas y parques. A la vida que las balas les hurtó. Pero ellos saben que es pajarero. Un día crecerán y serán llamados a la guerra.

jueves, 8 de enero de 2009

Escribir actualidad

UN BRINDIS POR LAS FARC
Llevo dos horas compartiendo unos tragos con amigos. En la última hora mi repertorio se disminuye y me dedico a hablar peste de las Farc. De pronto, cuando estoy más embebido de odio, se enciende el ruido de las noticias de último minuto. Pienso que se trata de nuevas cifras aportadas por el horror de la Intifada entre israelíes y palestinos que ya completa 6 años y ha cobrado cerca de 5 mil víctimas y hasta llego a pensar que es sobre nuevas revelaciones de “HH”, que por cierto nadie le atiende el más mínimo cuidado. Pero no. Ni los muertos que salen de la tierra como de la botella un sorbo. Ni la justicia que lleva más tiempo tomando y ya está “borracha”. Se trata de la liberación de 3 policías, un soldado, el diputado Sigifredo López, quien casi tiene muerta el alma y el ex Gobernador Alan Jara; es decir, el gesto más humanitario de la guerrilla para comenzar el nuevo año. Y no únicamente por los liberados, sino porque van a dejar que juegue la morena, y participe, aunque de manera insuficiente, la Cruz Roja (la de verdad). Por mis mejillas corre un sendo escalofrío, me preocupa mucho lo que piense la gente de alrededor. Siento que la tierra me traga como si fuera una mina antipersona. Tengo miedo de mirar al frente, parezco un niño reclutado por… no por las Farc no. No puedo seguir con este rencor. Las manos me sudan tanto como le sudaban a Lizcano mientras huía del terror de las F….a…. Qué pena. Serán los tragos que me vuelven violento y llego a parecerme a Alfonso Cano. ¿Dije Cano? En fin. No sé si ofrecer disculpas o dejar la mesa tirada como “Tirofijo”.

Mientras el Secretariado diseña un plan para liberar rehenes, yo lo desacredito. No tengo perdón de Dios. A eso llamo una manifestación grande de filantropía y a cambio, mi mayor bajeza. Decido ir a casa pero aguardo el momento preciso. No puedo seguir siendo el “razonero” de la discordia. No puedo secuestrar la felicidad de la gente. No. No. No soy un terrorista de las Farc. Lo dije otra vez.

Turbado por mis sentimientos regreso a la mesa y con la voz hecha fusil, hostigo de nuevo. Esta vez no a los emblemáticos “señores de las Farc” sino a los que llevan sembrando terror en Colombia más de 50 años, a quienes cumplieron cifras record de secuestro simple y extorsivo, a esos hampones que fueron amos de San Vicente, a los que se burlaron de los deseos de paz de Norita y los niños, a los que destruyeron pueblos, condenaron sueños e impidieron el progreso a muchas regiones del país.

Terminada mi arenga, muy tímida por cierto, tomo la botella. Levanto la cabeza. Respiro profundo y con la palabra llena de consideración por mis compatriotas los guerrilleros: ¡BRINDO POR LAS FARC!

viernes, 2 de enero de 2009

Escribir poemas

Un poema
Las hojas del viento te cuidarán el rostro.
Se volarán del aire, y dormirán contigo.
Las hojas del viento te harán cama en la nochePara que tú me beses,
Las hojas, linda niñaTú que eres una de ellas.
Te besarán mis ojos
Detrás de los arbustos del viento.
Las hojas, mi pequeña
Las hojas que andan sueltas.
Volando con tus manos,
Tus manos de azucena.