De cuando estuve lejos mucho tiempo
Hay cosas que en la vida nos definen. Son en conjunto la esperanza de un mundo mejor, quizás una utopía irrealizable o la manera de entregarse a todas las causas con afecto verdadero. A mí me define el amor porque responde al problema de la existencia humana, y sostengo que de nada sirve estar en pie si no es la felicidad nuestro equilibrio. Por eso hoy escribo a Jenniffer, porque me afecta que esté triste en mis ausencias. Hubo un tiempo que estuve lejos muy lejos, tanto que los días resbalan, las horas pasaban mi frente como una ráfaga y las noches que toqué tenían gélidas las manos. pero una vez la extrañé y mi poema se voló a buscarla:
Ya te veo en las curvas del río que atraviesas.
Se empieza a adelgazar la nostalgia que cuido
Y se caen de totazo estas angustias de estar lejos.
Ya presiento que vuelves, y llegas en tres días.
En tres noches que entonces pasarán como nubes.
Y el viento es un arriero que facilita todo.
Estás aproximando a mis manos tus armas
Y necesito tu cuerpo para atrincherarme
Por unos años, mientras dura la guerra.
Desde las garitas donde subí a extrañarte
Empiezo a ver la estrella que dirigió a los reyes
Entonces llevarían a Dios sus tres ofrendas
Y hoy te conducen –de mirra, oro, eucalipto, sonrisas y otros triunfos-
A mi vida.
Vuelves a tutelarme, protectora pequeña
Y ya siento que llegas
Te aproximas. Llegas
Porque Patria suena a ruidos y a promesas y a azar
Pero decirte –querida- suena como decir libertad.
Una finca, con establos, con acequias y frutal
No eres patria, patria mía,
Eres finca. Eres hogar.
Por eso hoy te declaro una vez más la GUERRA.
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