La poesía me ha permitido vivir con dignidad

domingo, 1 de febrero de 2009

ESCRIBIR OPINIÓN

"NO PERDONO A LA MUERTE ENAMORADA"
Jenniffer: deja caer tu llanto sobre mis versos
Antes de sentarme a escribir esta columna, escuché con detenimiento a Serrat, leí fragmentos de Hemingway, un par de versos de Silva y descargué sobre la mesa una lágrima. El escritor norteamericano, Ernest Hemingway, marcó muchos paradigmas de la literatura, no sólo por sus alcances estéticos, sino porque tradujo las palabras a un idioma rico en humanidad. No en vano, su obra llegó a muchos anaqueles y bibliotecas. Él aseguraba: “cuando alguien muere también muere algo de mí”.

Parece ridículo pensar que los muertos ajenos nos duelen tanto como los propios, pero como es natural en mi manera de percibir el mundo, creo que esa sensación es justa en la condición humana. Por eso, cuando veo niños palestinos atravesados por balas o soldados israelíes con su cuerpo desbaratado por misiles, siento morir un poco.

No ha terminado uno de vomitar las noticias de la semana anterior cuando le tienen en la mesa nuevas viandas, propias de la degenerada gastronomía mediática, y lo digo con dolor porque mi apetito es voraz. Algunos amigos me preguntan, por qué ves noticieros si te hacen daño, y con vergüenza respondo: es que aprendí a comer cualquier cosa, de hecho, nunca tuve un paladar exquisito.
Según un informe presentado por el Fondo de Naciones para la Infancia –UNICEF- los combates entre palestinos e israelíes cobraron la vida de más de 300 niños, en lo corrido de la operación Plomo Sólido. A ese número debe sumarse la cantidad de heridos que asciende a 1100. La ONU, computó más de 860 muertos que incluyen mujeres y operarios de ambulancias. “No se trata sólo de números. Estas cifras hablan de vidas de niños interrumpidas. Ningún padre puede presenciar esto sin pensar en sus propios hijos”, señaló Ann Veneman, directora de UNICEF. La jefa de esa cartera sostuvo además que los niños conforman la mayor parte de la población de Gaza y cargan el peso de un conflicto que no es de ellos. Razón tiene esta mujer y pesan sus argumentos. No por cualquier cosa llegó a ocupar tan alta posición.

Celebro que una mujer dirija una de las dependencias más importantes de Naciones Unidas. Si bien, en UNICEF no se salva al mundo de las crueldades, si se hace un trabajo honroso para proteger infantiles. El organismo cuenta con un equipo profesional de nutricionistas, urgenciólogos, médicos pediatras y hasta sicólogos a quienes les toca el trabajo más duro porque deben lograr que los niños vivos (pero mutilados o con secuelas físicas) superen los traumas del conflicto, pues entre tanto que afuera hacen la guerra, adentro, sólo se protegen de ella.

¿Pero si me duelen esos muertos, a quién se los cargo? A las guerrillas palestinas o al ejército Israelí. De un lado actúa el imperio del terrorismo y del otro el mismo terror abanderado y legal. Pero no es mi función juzgar buenos o malos, víctimas o victimarios. Mientras las guerrillas palestinas (del Hamas) pertrechan en escuelas, hospitales, centros de refugiados y sedes de Naciones Unidas y lanzan misiles contra la población israelí, éstos, repelen los ataques y fusilan niños. Bienvenidos los “centauros indomables”.

Lo más triste es que no falta un diplomático estúpido dando declaraciones estúpidas. El Embajador de Israel en España, Rafael Schultz, en entrevista con la cadena española, RTV, expresó: “no conozco guerras en las cuales no pierda la vida gente inocente”. No es mentira, pero es una forma muy diplomática de justificar la muerte. De cualquier manera, queda un saldo atroz de muertos y una aproximación a un genocidio, donde no se sabe quién fabrica la guerra ni quien la padece.

A la fecha parece cesar la carnicería humana, pero al otro lado del mundo sigo llorando muertos que no son míos, mientras Joan Manuel Serrat continúa su canción: “…no perdono a la vida desatenta”

OLVIDABA DECIR
Hoy los niños vuelven a las escuelas y parques. A la vida que las balas les hurtó. Pero ellos saben que es pajarero. Un día crecerán y serán llamados a la guerra.